El euro entró en vigor en el 2002, cuando yo era una
adolescente de tomo y lomo. Con aquello de la moneda única imaginaba que, para
mi edad adulta, Europa sería algo así como los Estados Unidos a este lado del
charco. Una política común, una economía común… Qué quieren que les diga, tenía
16 años.
A meses de cumplir los 28, me doy cuenta de que Europa fue
un invento para pagar culos calientes en algún lugar de Bruselas. Eso y los
paseos marítimos de mi pueblo.
Hoy buscaba, entre las páginas de un periódico, razones para
ir a votar en mayo. La verdad es que no encontré muchas. Sumergidos en plena
crisis económica, leo que Alemania estudia expulsar a los parados europeos que
no encuentren trabajo en seis meses. ¿Y hay recursos para eso y no para una política
exterior conjunta que trabaje en evitar las oleadas de inmigrantes que entran
por Ceuta y por Melilla? Pues no lo entiendo.
También me gustaría que alguien me explicase lo de Crimea. ¿Cómo
es posible que Europa dependa tantísimo del gas ruso? ¡Y de una empresa
participada al 50% por el Estado! ¿Nadie se encargó de estudiar una política
energética común con algo de cabeza? Por si fuera poco, cada país tiene con
Rusia sus propios intereses económicos, sin ir más lejos las dos principales
fortunas inglesas son de (¡premio!) dos rusos. ¿Justifica eso que permitamos
que se celebre un referéndum en Crimea sobre la anexión a Rusia sin decir ni mu?
¡Venga ya! ¿Una consulta en territorio ocupado? Y la única respuesta que se nos
ocurre es arrugar la nariz y echarles del G-8. Ya, y Putin descojonado de la
risa en su casa.
Alguien me estará leyendo y valorando que me faltan
conocimientos de política exterior para emitir un juicio de esta envergadura
sobre Europa. Probablemente así sea, pero mi razonamiento se basa en la fuente
de la que beben la mayoría de los españoles que irán a votar en mayo: la
prensa. A día de hoy cuando leo «UE» en algún periódico, suele venir acompañado
de alguna exigencia y/o restricción (por lo general llamadas al orden en
materia productiva o fiscal). Lejos quedan ya aquellos titulares que asociaban
«UE» a dinero, para cosas más o menos ridículas, pero dinero al fin y al cabo.
Si has empezado a leer esto con la esperanza de encontrar
motivos para ir a votar en mayo, te recomiendo que cojas una moneda de dos
euros y la lances al aire. Si sale cara vete a votar y si sale cruz baja al bar
y pide una caña. Tanto dará.
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