Si hubiera escrito esta entrada hace cinco años probablemente
tendría que recurrir al wikiconocimiento para citarles que un ERE es un «procedimiento
mediante el cual una empresa -supuestamente en una mala situación económica-busca
obtener una autorización para suspender o despedir a sus trabajadores». Por
desgracia, a día de hoy en nuestro país, estamos bastante familiarizados con el
término. 1,7 millones de trabajadores se han visto afectados por un
procedimiento de este tipo desde que comenzó la crisis. 1,7.
En Andalucía el colchón de la historia lo creó Manuel Chaves
(PSOE) en el año 2001. Desde el gobierno autonómico se inició un procedimiento -dotado
con 721 millones de euros- para respaldar a las empresas con supuestos problemas
económicos. El detonante fue Mercasevilla. Bastó con que alguien levantase la esquinita
de la alfombra para ver la cantidad de mierda que se cocinaba por debajo. 12,3
millones de euros se pagaron en prejubilaciones a personas que nunca habían
trabajado en empresas afectadas, clinc. 73,8 millones fueron a parar a subvenciones
a empresas que nunca habían presentado ERES o incluso a personas que jamás
crearon una empresa, clinc y toma ya! Y también hubo comisiones siderales (esto
se nos da de fábula) valoradas entre 50 y 68 millones de euros por encima del
valor del mercado. Todo ello nos da un botín de clinc, clinc, clinc: 136 millones
de la moneda europea robados a las arcas públicas. Sí, somos así. Un país
fullero, sablista y farsante.
Dicen que no es bueno mirar la paja en el ojo ajeno, aunque
lo cierto es que hoy eché la vista hacia Andalucía porque aquí en Galicia el
panorama pinta también divino. Feijoo, el niño bonito de los populares y
presidente de la Comunidad, es hoy el protagonista de todas las portadas. Unas
fotos de 1995 lo muestran veraneando con un contrabandista. Imaginaos el revuelo.
Lo mejor fue ver que quien se postula (o
al que postulan) para el puesto del señor Rajoy es exactamente igual que él. «Las
fotos son lo que son, unas fotos». Ahí estás Presidente, derrochando labia y
verbosidad.
Y puesto que la mediocridad es la tónica y que nuestros
dirigentes buscan, acojonados, la manera de criminalizar los escraches -que para
quien no lo sepa es la furia de un pueblo que no puede más- yo les invito a que
se llenen bien de aire los pulmones, que inclinen la barbilla ligeramente hacia
arriba (para conseguir más proyección en la voz) y manden a todos a tomar por
el culo. Mañana seguirán viendo en las portadas que se siguen llenando los
bolsillos a costa de su dinero y seguirán predicando altura moral los que hoy usan
la ética para sacarle brillo al retrete. Sí, pero ¿y lo a gustito que se habrán
quedado? Aprovechen que, de momento, patalear sale gratis.
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